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Foto del escritorDavid Doniga Lara

Continuará…

Llevaba casi tres meses sin escribir. En fútbol, el día a día manda. Es curioso que el último post hablara de los periodos de transición para el entrenador de fútbol, pues es otro nuevo periodo de transición el que me devuelve al blog. Después de acabar la temporada 2022 (en Sudamérica se compite a lo largo del año natural) y mi primera experiencia como máximo responsable de un banquillo de primera división, retomo estas letras para hacer balance y poner sobre la mesa lo que viene.


Si escribo ahora es porque el banquillo de 9 de Octubre ha absorbido mi tiempo desde el 1 de septiembre hasta el pitido final de la final de Copa de Ecuador 2022 aquel 8 de noviembre que quedará siempre para mí en el recuerdo como mi primer gran hito profesional como técnico. Dos meses y medio, casi, con cincuenta entrenamientos y catorce partidos, entre liga y copa, que han hecho imposible poco más que entrenar, analizar y ajustar para volver a preparar un día de trabajo más. Intensidad a niveles estratosféricos y volumen desproporcionado. Una experiencia apasionante con las mayores dificultades que no hizo sino estimularme aún más que ninguna otra e incentivarme a sacar lo mejor de mí para darme a mis futbolistas. Estoy muy contento del resultado.


Tras lograr alcanzar una final de copa en mi primera experiencia como entrenador de club y un proceso de trabajo hiperproductivo, toca transitar hacia la próxima experiencia, como no, actualizando, como si de un nuevo software se tratara, el bagaje de conocimientos y aptitudes para saltar al próximo nivel lo antes posible. Siempre se avanza, siempre se logra un hito superior, y para eso me preparo, para lo que viene, y así poder dar un rendimiento aún más alto gracias a la capacidad implementada. Momento de ordenar lo recogido y prepararlo para ser usado: nuevas herramientas, más potentes; nuevos paradigmas, duda constante. Y más humildad que antes.

Este periodo de transición es único en la historia del fútbol. Nunca un Mundial se había disputado en noviembre. Si bien parte por la mitad las competiciones en Europa o el Medio Oriente, para el resto del planeta fútbol (sobre todo, Sudamérica) supone el cierre de la temporada 2022 y el escaparate para que el mercado de 2023, en diciembre y enero, se abra de par en par a los protagonistas del mayor espectáculo del mundo. A mí, personalmente, me ha encajado a la perfección entre el final de temporada, la vuelta a casa y el proceso de búsqueda de próximo destino. Dependiendo de la confederación, puede que este modelo sea más beneficioso y digno de cuestionamiento como estándar para futuro.


Comparto contigo, colega entrenador y aficionado, lo que en este periodo aprovecho para hacer. Unas vacaciones un poco más largas de lo habitual que, después de acabar contratos en mis dos primeras experiencias profesionales como técnico (Selección Nacional de Panamá y equipo de LigaPro de Ecuador), me otorgan la posibilidad de tener un poco más de tiempo para asimilar lo aprendido y crecer para estar en las mejores condiciones de afrontar el próximo reto. Puedes ver en mis redes sociales lo que estoy haciendo en este proceso. Seguro que te da ideas para aplicarlas en el tuyo.


Que la incertidumbre y la falta de seguridad ante el futuro no permita que ceje tu empeño en convertirte en la mejor versión de ti mismo. Y no como entrenador, sino como eso que se necesita de manera indispensable para ser el “mejor” en aquello en lo que te impliques: como ser humano.

Que tengas una feliz semana.


Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho Fútbol

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