Me demoro, alejándome de la puntualidad cotidiana (en la entrada del fin de semana), por exigencias del guión. La competición marca, y la liga y los viajes condicionan. Una vez acabado el análisis postpartido, con todo revisado ya, y tras dejar el microciclo de entrenamiento programado con los contenidos para cubrir los objetivos en base a seguir mejorando y a superar al rival que nos viene, me tomo un instante para ti, mi fiel lector, para hablarte de ese tema que dejó propuesto uno de nuestros colegas en las redes: el preparador de porteros.
La profesionalización del fútbol ha generado una especialización de determinadas funciones que, si bien puede chocar con el paradigma del todo, por el hecho de trabajar por separado para luego juntar, en el caso del portero es tan especial que requiere un entendimiento particular dentro de que, en el sistema, no hay duda, no se puede entender al mismo sino dentro del todo. Huelga hablar del pasado cuando, o no entrenaba en especificidad, o se unía al grupo solo cuando se le necesitaba. Si bien el portero demanda contacto constante, habitual (de hábito) y recurrente con el balón, con sus espacios propios, con el entorno de la portería, se me hace necesario una coordinación para que esa experiencia diaria con sus patrones motores se vea complementada con el trabajo grupal, con el juego, donde es tan determinante en el fútbol actual (sin cesiones, por ejemplo, algo tan condicionante, ya desde hace mucho, y que los más jóvenes ya no imaginan de otra manera, pero algunos preparadores actuales sí vivieron como jugadores...¡menuda la diferencia!), donde los equipos queremos progresar manteniendo el control sobre el balón, en corto, y aprovechar espacios en la presión rival, cada vez más efectiva, con juego en largo. Y para dar unas claves sobre esta labor he pensado que nadie mejor que mi actual y admirado compañero, “Koke” Contreras, ex jugador y ahora técnico del Málaga CF, para aportarte su opinión experta. Me decía hoy lo siguiente sobre su figura:
Mi experiencia como portero profesional durante quince años, unida a los años de formación en el entrenamiento de porteros, me han permitido llegar a dos claras conclusiones. La primera: "No es igual recibir que dar". Es decir, por muy buena trayectoria que hayas tenido debajo de los tres palos no es suficiente para convertirte en un buen entrenador. Toca formarse, aprender y actualizarse en la profesión.
La segunda: el portero es el puesto que más ha evolucionado en este deporte tan profesionalizado. Había mucho margen para ello. Recuerdo que no tuve un entrenador de porteros específico hasta los dieciocho años. Entonces, Miguel Ángel (portero internacional del Real Madrid en los años 70 y parte de los 80) nos entrenaba de manera específica una o dos veces al mes en la cantera del Real Madrid. Todo un lujo aunque muy ocasional. Después, en mi primera época como profesional, mi entrenador de porteros pasó a ser un ex jugador (delantero o defensa, eso daba igual). Un personaje con muy buena intención, pero siempre muy tentado a la vaselina fácil sin sentido... Su explicación era: "En el partido te puede pasar".
El portero tiene un rol más activo en el juego. Su entrenamiento va dirigido a su mayor integración en el equipo, tanto en la obvia fase defensiva como en entender el juego ofensivo y su aportación en él. Además, trata de potenciar sus prestaciones para solucionar cualquier situación en su área. Ya no basta con ser únicamente el último obstáculo en el camino hacia el gol del equipo rival. El objetivo fundamental de este entrenamiento no es otro que el de que los porteros rindan en condiciones óptimas técnicas, físicas y mentales el día de la competición. Es clave la coordinación de las tareas junto a los compañeros del cuerpo técnico: entrenadores, preparadores físicos e, incluso, fisioterapeutas o trabajadores de los servicios médicos, ya sea en la parte específica de portería como en las tareas técnico-tácticas con el grupo. Buscando siempre el equilibrio para que el trabajo de la parte específica tenga una transferencia a la parte colectiva.
Palabra de Koke. Gracias por esta participación. Te invito, lector, a que me transmitas si le pedimos a Koke que comparta algo más (a mí se me queda muy corto lo de hoy), aparte de seguir proponiendo temas nuevos para colegas, aficionados, profanos y especialistas en nuestra materia, en nuestro fútbol. Trabajo en equipo, siempre, como con el gran Koke en nuestro día a día. Y es que tú das sentido a esto, cada semana, detrás de la pantalla. Felices días.
Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho Fútbol.
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