Da igual que estés en cuarentena, fin de semana o día laborable. La regla del ocho por tres funciona siempre. Bueno, a decir verdad, ocho por ocho por ocho. ¿Quieres saber a qué me refiero? Si no lo has escuchado nunca o, habiéndolo escuchado, nadie nunca te lo ha explicado, hoy aprovecharé la obligación de estar en casa sin nada obligatorio que hacer (vaya paradoja…) para contarte mi experiencia con esta regla pues, sin duda alguna, no tendrás mejor situación en tu vida (por ahora, esperemos que no pasen más cosas como esta jamás) para empezar a aplicarla. Además, como suele ser habitual en mis recomendaciones, todo lo que comparto es experimentado por mí. Dando ejemplo, ahí, como debe ser. Faltaría más. Empezamos.
La regla del ocho por ocho por ocho comprende dedicar ocho horas al día a dormir, ocho a trabajar y ocho a tu ocio. Ni más ni menos. Fácil, a priori; chulo, por supuesto. Bien organizadito, como necesita el encorsetado paradigma de un Virgo como yo (me estoy quitando). Me viene al pelo. ¿Has pensado qué cantidad de horas dedicas tú a cada cosa? Y es más, ¿has pensado qué horas del día son las que dedicas a cada cosa? Tiene su importancia. Yo te lo explico con mi ejemplo práctico.
Me acuesto a las 22:00. Lo ideal sería acostarse al anochecer pero, tal y como vivimos, eso es inalcanzable para la mayoría de los mortales. Sin embargo, incluso metiéndonos en la cama a las 22:00, no hace falta dormirse al instante para cumplir con el primero objetivo: las ocho horas de sueño. En este caso, yo leo en la cama, algo que ayuda a dormir (no ayuda tanto a retener lo leído. Por eso leo a otras horas también). De esta manera, a las 7:00 ya he dormido más de ocho horas con lo que, de esta manera, así de fácil, he logrado cerrar la primera parte de la regla. Primer “ocho” conseguido. Igualmente, he de daros unos consejos para este “ocho”:
- La idea de manejar ese intervalo de horas es importante. Jugamos con los ritmos circadianos. Si bien no es tan fácil acostarse cuando anochece (cambios de horas, husos horarios, horarios laborales) sí es factible despertarse con el alba. El reloj biológico que ha funcionado durante millones de años hasta hace solo dos siglos está en perfectas condiciones. Quítale un poco el polvo y vuelve a darle uso. Tu organismo estará en las mejores condiciones metabólicas para empezar el día a tope de energía.
- La luz es vital. Evita las pantallas una hora antes de irte a dormir (móviles, tablets, ordenadores o televisión, da igual). Solo alterarán tus ritmos. En la cama solo deben entrar libros. Son la mejor compañía (no humana, me refiero…).
- Si durante la noche , por lo que sea, has de levantarte, intenta hacerlo con la luz apagada. Será tan positivo para que tu cerebro siga mandando información de que hay que dormir como para que tus compañeros de habitación o de pasillo puedan seguir durmiendo. Hazlo por todos.
Vamos con el segundo “ocho”. La idea es aprovechar las primeras horas del día para hacer lo que más exigencia física y mental nos conlleve. Mi rutina, particularmente, solo difiere en las actividades concretas en función de si estoy trabajando o estoy en paro. La aplicación es la misma. Nada más levantarme (tras beber agua del tiempo), medito. Ponle media hora…Entre que me pongo y me levanto, al final pasa ese tiempo. A partir de aquí, a trabajar. Cuando tengo equipo, lo normal es dedicar desde esa hora hasta el comienzo del entrenamiento a labores de oficina (análisis de vídeo, creación de presentaciones, organización de tareas, etc.); después, el entrenamiento; y después, el análisis de lo realizado, feedback y preparar el día siguiente. Al final, de 7:00 a 14:00, más o menos, aprovecho los momentos de máxima activación y frescura del día y, muy importante, lo hago en ayunas. Con mi organismo en búsqueda de alimento (como el cazador, mi caza es el trabajo, es lo que me tiene alerta para conseguir encontrar la comida. Una comida que, por suerte, tenemos en casa esperándonos. Igualmente, nuestro cerebro sigue en esa fantasía. Aprovechémosla).
Si en lugar de estar trabajando estoy en paro (como es mi caso ahora), las tareas se dedican a temas personales del aspecto que sea, estudio, lectura, escritura, inglés o cualquier proyecto que me propongan y que necesite un desarrollo. La importancia de dedicarme con atención plena a cada tarea es clave para poder optimizar el tiempo y hacer más con menos dedicación. Cuando empiezo a mirar el teléfono o a intercalar las tareas con mirar alguna cosa por internet y demás, malo…La multitarea es una ruina para la atención. Solo ayuda a tardar el doble en lo que se podría hacer en la mitad de tiempo. Con esto, prácticamente, tenemos el segundo “ocho”:
- Las primeras horas del día, si hemos descansado de manera efectiva, son las óptimas para las tareas que más atención requieren.
- Si estamos en ayunas dispondremos de toda la atención, energía y activación de nuestros sistemas, que estarán en estado de búsqueda, por un lado, con lo que te encontrarás en alerta (mayor rendimiento en todo), y calmado pero activo. Si comemos, la sangre que necesitamos en el resto del cuerpo irá al estómago a hacer la digestión y nos generará somnolencia, falta de potencial a nivel energético y, por desgracia, provocará ese ciclo tan tóxico del común de los mortales de comida, bajón, activación con café (azucarado), subidón por el azúcar (no por el café), bajón otra vez, dolor de cabeza (pastilla) y así en bucle para huir de la naturaleza que tanta fortuna hemos tenido de recibir: es decir, la naturaleza de tener capacidades sin tener que tomar nada.
- Yo entreno nada más terminar mis tareas (en ayunas sí; y levanto cientos de kilos y corro sprints a la máxima velocidad…Y no me desmayo, no). Después de eso, ahora sí, nos hemos ganado la comida. Enhorabuena.
En cuanto al tercer “ocho”, después de haber cumplido con lo anterior, solo me queda felicitarte. Tienes toda tu tarde libre. ¿No es maravilloso? Personalmente, te cuento que yo, después de comer, suelo descansar un rato. Intento no dormir mucho para que luego no me cueste conciliar el sueño si me acuesto temprano. El caso es que comer siempre genera, como te decía anteriormente, somnolencia, un estado de acumulación de casi el 80% de sangre en el estómago. En ese estado imagina en qué condiciones están los sistemas durante un par de horas. ¡Como para exigirles eficiencia…! Sobre mis horas de ocio, decirte que las dedico a cualquier cosa que me llene. Lectura, paseo, conversación, tomar el sol... Lo que sea que aporte a mi cuerpo y a mi mente. Pasiones (alguna gestión, también). Lo único que quiero destacar es que utilizo todos los momentos en los que estoy haciendo alguna tarea en la que no necesite una atención plena (es decir, de ejecución automática, como conducir, cortar y pelar comida, recoger la casa, etc.) para ponerme en Youtube o iVoox (por ejemplo) ponencias, charlas, conferencias o vídeos de personas para escuchar de fondo que pueden aportarme sabiduría. Es una manera de aprender constantemente cosas útiles eligiendo tú mismo los contenidos en el momento que desees. Quiero que tengas claro que, como decía antes, la multitarea es una ruina. Esto solo lo utilizo con actividades que me permitan ejecutarlas mecánicamente, sin pensar. Para hábitos. Si lo haces con una tarea que exija concentración, la tarea se va a prolongar, no vas a saber cómo hiciste muchas de las cosas que hiciste y, del vídeo o el audio, ni te vas a acordar). Como resumen de este espacio, te digo:
- Tienes ocho horas para leer, pasear, estudiar, ver ponencias, hacer cursos, quedar con gente que te aporte, estar solo, ¡el silencio! Lo que quieras. Apaga el televisor.
- Es un momento ideal para hacer tareas mecánicas escuchando vídeos y audios interesantes de fondo. Si la ejecución es automática, podemos poner la atención en el vídeo mientras hacemos lo otro, que no necesitará dedicarle la mínima concentración.
- Para la segunda comida del día (si, la segunda) podemos esperar hasta las 19:00/20:00. Así habremos hecho la primera parte del proceso digestivo antes de irnos a dormir casi.
En definitiva, esto es lo que, así, por encima, son mis hábitos diarios. Solo como dos veces, muchas veces una sola. Es habitual que ayune cuando no me encuentre muy bien. Se me pasa rápido, pues; no tomo medicamentos excepto en situaciones límite (mi rutina previene la enfermedad; si la enfermedad llega y no se cura sola, uso lo que me recomiende un médico. Imagina la de ahorro en salud, tiempo, dinero y eficiencia del sistema sanitario si todo el mundo usara la sanidad para lo imprescindible. Gran momento este para la reflexión); entreno duro todos los días, levanto pesas y solo hago carrera en forma de sprints una o dos veces por semana. Máxima intensidad, espacios de tiempo breves; dedico tiempo al día siempre para la postura y la flexibilidad/agilidad. Voy al fisio cada semana; a la compra, si puedo, solo una vez. Frutas, verduras, huevos, frutos secos y pescado (poco; carne casi nada); leo y escribo todos los días (textos, no mensajes de “Whatsapp”: esos no computan), y todos los días escucho y hablo en inglés (por cierto, la clave es entender lo que escuchas, mucho más que hablar. Te recomiendo traducir cada día, palabra por palabra, con puntos y comas, un minuto de conversación en inglés de cualquier vídeo de Youtube. Parando y yendo hacia adelante y hacia atrás. No es problema. Pero haz todo el minuto al completo. Cronometra lo que tardas e intenta ir bajando los tiempos. Alucinarás con el aumento de tu nivel).
Hábitos reales, que se pueden llevar a cabo, que aportan salud a la mente y al cuerpo; hábitos que permiten ralentizar el envejecimiento, la oxidación, que permiten tener un cerebro funcionando a tope en un cuerpo funcional; hábitos para disfrutar de cada día de tu vida con vitalidad y energía. Inquieto, a gusto contigo mismo y a disposición del otro en las mejores condiciones. Querer establecer rutinas y entretenimiento porque vamos a estar encerrados por obligación mucho tiempo puede ser la semilla de nuestro futuro como sociedad. Quizás, lo que empieza como una manera de vencer al aburrimiento sirva para que se tome conciencia del verdadero cambio. No sé si el mundo va a ser diferente después de todo esto, pero no hace falta un apocalipsis ni que la vida te dé una hostia para que empieces a vivir de otra manera. Yo la recibí, en mi momento, y me puse las pilas. Ahora hay tanta gente importante a tu alcance para ayudarte en el proceso gracias a los medios de los que disponemos que supone demasiado lujo hacer oídos sordos y dejarse llevar por la complacencia y la comodidad para no ceñirse a lo que yo te he expuesto hoy (no es la verdad universal, puedes hacerlo de muchas maneras. Lo importante a cumplir son aquellos comportamientos en base a nuestra naturaleza, los ritmos del día y la noche, la energía disponible…Hagas los que hagas, eso te va a servir). Si quieres más información, yo te pongo en contacto con profesionales mucho más preaprados que yo que pueden darte las bases científicas de esta experiencia práctica. Yo estoy a tu disposición; tú, en tu mano tienes decidir si esto ayuda simplemente a que el tiempo pase más rápido hasta que llegue el final del confinamiento, o si un confinamiento como este te ayuda a asentar unas rutinas de por vida que hagan que el tiempo pase más lento y, así, pode deleitarte con la vida sin prisa. Disfrutando.
Sigamos en casa.
Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho fútbol
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