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Foto del escritorDavid Doniga Lara

La teoría de la relatividad

A Einstein no se le habría ocurrido aplicar la relatividad a la realidad de un año de pandemia. Principalmente, porque esto no va solo de materia y universo. Pero lo de la pandemia, no sé a ti, me está quitando la energía (E), independientemente de la masa (M), a la velocidad de la luz (C), sin necesidad de elevarla al cuadrado.


Viví, hace un año, tres meses de confinamiento en absoluta soledad. El lugar era idílico; pero las vistas, el clima y el ambiente, pese a ser en primera línea de mar, no evitaron que estuviera encerrado sin salir de un pequeño apartamento de cincuenta metros cuadrados, acompañado nada más que de las caras familiares al otro lado de las pantallas de teléfono, tablet y ordenador; tras salir del confinamiento, dos meses después, emprendí viaje a Kuwait para esta nueva aventura y, solo, de nuevo (menos mal que aquí el cuerpo técnico se tenía para cualquier necesidad, sin salir del edificio), me “papé” otros quince días de confinamiento como cuarentena; con el aeropuerto cerrado a extranjeros desde diciembre de 2020, son ocho meses ya sin ver a mi gente; y, para rematar, desde el 7 de marzo, vivimos un toque de queda parcial (que puede hacerse total) desde las 17:00 de la tarde, que se prolongará prácticamente hasta que me vaya de aquí en mayo, una vez acabado el campeonato


Las referencias externas pueden servir para hundirte o para darte ánimos. Con tantos miles de millones de personas, y tantas realidades, es sencillo encontrar a alguien en mejor posición que tú; afortunadamente, si te apoyas en esta idea, es difícil que seas el que esté en la peor situación. En ninguna cosa. Suelo hablar de la importancia de ser nuestra propia vara de medir para que estas cosas no nos afecten; de tomar nuestra realidad como instrumento de medida y buscar, a partir de ahí, resultados diferentes, si es que los deseamos, a través de decisiones y actos también diferentes a los que producen resultados indeseados.


Hoy, me siento frente al ordenador en uno de los cuatro días libres que ha dado el club al grupo por el parón FIFA y porque, después de prácticamente dos meses y medio sin parar de competir, los jugadores necesitaban un poco de aire a nivel emocional. Nosotros, los entrenadores, también. Pero te voy a hablar de mí, solamente. Por eso de la coherencia. Podría decirte que estoy cansado de estar solo por obligación, tres meses allí, ochos meses acá; pero también te podría decir lo afortunado que me siento de poder tener trabajo en lo que es mi pasión. Te podría decir que estoy cansado de tener que meterme en casa a las 17:00 y de no poder salir ni de la ciudad ni del país, ni siquiera un fin de semana; pero también te podría decir lo afortunado que me siento de poder tener ingresos en un periodo en el que la situación económica es catastrófica en España. Te podría decir que echo de menos a mi gente y que me siento encerrado, sin libertad; pero también te podría decir que me están dando la oportunidad de luchar por títulos y por ser mejor entrenador en el futuro. Te podría decir...


Quedan menos de dos meses para acabar la competición y tenemos la opción de ganar los dos títulos importantes del país. Que lo profesional riña con lo personal es algo que, en mi caso, tiene un motivo más que incontrolable. Es puro caos. Nadie sabía en julio que esto podía volver a pasar, otra vez, sabiendo lo que se sabía, ni que se fueran a tomar medidas diferentes a las que se tomaron hace tan solo un año. Eso ha llevado a una situación desagradable, que, a la vez, no se puede cambiar. Todo un aprendizaje a nivel de aceptación cuando la realidad es la que es. Puedes patalear, llorar, rabiar, quejarte o cargar las responsabilidades sobre todo el mundo que, si algo no se puede cambiar, no va a cambiar. La conclusiones son que la responsabilidad de lo que me pasa es mía; que si quiero, puedo dejar lo que estoy haciendo, pero que eso tiene unas contraprestaciones que no estoy dispuesto a asumir; y que, aunque soy libre, como la libertad implica renunciar a cosas a las que no estoy dispuesto a renunciar hoy, me hago esclavo de ellas, motu proprio. Cuando dejamos que las luces de los estadios, las retransmisiones de televisión y el oro que reluce en los relojes de los entrenadores top nos deslumbren, caemos en el error de pensar que esta profesión es un camino de rosas. El equilibrio es imposible. Que tengas una feliz semana. Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho Fútbol


The theory of relativity It would not have occurred to Einstein to apply relativity to the reality of a pandemic year. Mainly because this is not just about matter and the universe. But the pandemic thing, I don't know about you, is taking energy (E) away from me, independently of mass (M), at the speed of light (C), without the need to square it. I lived, a year ago, three months of lockedown. The place was idyllic; but the views, the climate and the atmosphere, despite being on the seafront, did not prevent me from being locked up without leaving a small flat of fifty square metres, accompanied by nothing more than the familiar faces on the other side of the phone, tablet and computer screens; after leaving the confinement, two months later, I set off for Kuwait for this new adventure and, alone, again (thank goodness that here the technical staff was available for any need, without leaving the building), I "papé" another fifteen days of confinement as quarantine; with the airport closed to foreigners since December 2020, that's eight months already without seeing my people; and, to top it off, since 7 March, we have been living a partial curfew (which can become total) from 17: 00 p.m., which will last practically until I leave here in May, once the championship is over. External references can serve to bring you down or to encourage you. With so many billions of people, and so many realities, it's easy to find someone in a better position than you; fortunately, if you support yourself in this idea, it's difficult for you to be the one in the worst situation. In anything. I often talk about the importance of being our own yardstick so that these things do not affect us; of taking our reality as an instrument of measurement and seeking, from there, different results, if we want them, through decisions and actions that are also different from those that produce undesired results. Today, I sit in front of the computer on one of the four days off that the club has given the group due to the FIFA break and because, after practically two and a half months without stopping to compete, the players needed a bit of air on an emotional level. We, the coaches, did too. But I'm only going to talk about me. For the sake of coherence. I could tell you that I'm tired of being alone, three months there, eight months here; but I could also tell you how lucky I feel to be able to work in what is my passion. I could tell you that I'm tired of having to go home at 17:00 and of not being able to leave the city or the country, not even for a weekend; but I could also tell you how lucky I feel to be able to have an income in a period when the economic situation is catastrophic in Spain. I could tell you that I miss my people and that I feel locked up, without freedom; but I could also tell you that they are giving me the opportunity to fight for titles and to be a better coach in the future. I could tell you... There are less than two months left in the competition and we have the chance to win the two most important titles in the country. The fact that the professional is at odds with the personal is something that, in my case, has a more than uncontrollable reason. It is pure chaos. Nobody knew in July that this could happen again, again, knowing what was known, nor that different measures would be taken than those taken just a year ago. This has led to an unpleasant situation, which, at the same time, cannot be changed. It is a learning process in terms of acceptance when the reality is what it is. You can kick, cry, rage, complain or put the responsibility on everyone, but if something cannot be changed, it will not change. The conclusions are that the responsibility for what happens to me is mine; that if I want to, I can stop what I'm doing, but that this has a counterpart that I'm not willing to assume; and that, although I'm free, as freedom implies renouncing things that I'm not willing to renounce today, I make myself a slave to them, motu proprio. When we allow ourselves to be dazzled by the lights of the stadiums, the television broadcasts and the gold glittering on the watches of the top coaches, we fall into the error of thinking that this profession is a bed of roses.Balance is impossible. Have a happy week. Lots of Life. Lots of Love. Lots of Football

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