Son doce las acepciones de uno contra las cuatro que aparecen, del otro, en el diccionario; parecerse, a nivel formal, estos términos se parecen en cuanto a que son iguales en su sufijo (poco más), un sufijo que da carácter de cualidad a ambos; a nivel de significado, la verdad, te voy a mostrar una estrecha relación, aunque, a priori, parezca lejana. Libertad y soledad, protagonistas de hoy, se mezclan en el día a día de un expatriado del fútbol, dotando, dependiendo del momento, de un carácter u otro a la existencia cotidiana.
Si hablo de la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, de aquello por lo que es responsable de sus actos, o del estado o condición de quien no es esclavo, es fácil adivinar que hablo de la libertad, ¿no? Igualmente, me referiré a ella si hablo del estado de quien no está preso, por ejemplo. Pero, esta libertad, ¿es posible experimentarla en soledad? ¿Cómo le afecta la compañía? Dejo estas cuestiones para luego y te invito a terminar de definir el término. A las primeras acepciones comentadas les siguen las siguientes: “Falta de sujeción y subordinación; en los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas; prerrogativa, privilegio, licencia; condición de las personas no obligadas por su Estado al cumplimiento de ciertos deberes; contravención desenfrenada de las leyes y buenas costumbres; licencia u osada familiaridad; exención de etiquetas; desembarazo, franqueza; facilidad, soltura, disposición natural para hacer algo con destreza”.
La soledad, sin embargo, parece cómicamente preparado, está acompañada en su definición por menos acepciones. No está sola (sería imposible), pero mientras la libertad puede tener hasta doce significados, según la RAE, solo cuatro se adjudican a la cualidad de estar solo. Poco acompañado, desde luego, este término se encuentra en el diccionario relacionado, al menos en mi cabeza, con el otro en discordia (o concordia, quién sabe), el de libertad, en muchos más aspectos de los que las diferentes acepciones parecen reflejar:
“Carencia voluntaria o involuntaria de compañía (I); lugar desierto, o tierra no habitada (II); pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o algo (III); soleá (IV)”.
Siendo más fácil disertar sobre cómo el concepto de libertad se conecta con las cuatro acepciones de soledad que sobre cómo a la soledad se le pueden ligar los doce de la primera, desarrollaré una por una las definiciones anteriores en relación a la libertad para ver si tiene sentido esto que me tiene imbuido en este día de descanso.
La carencia voluntaria o involuntaria de compañía implica a varias acepciones de libertad. Es libre el que se queda solo de manera voluntaria, aunque no si así queda involuntariamente. Ahí percibo también libertad; en un lugar, desierto, o una tierra no habitada, uno puede sentirse libre si es que se convierte en su único habitante, pero puede que haya libertad (al estar solo y poder hacer lo que se quiera sin molestar a nadie) o no; sobre todo, si no se ha elegido estar allí. ¿Depende acaso de la voluntariedad, de nuevo? Si hablamos, en cambio, del pesar por la ausencia de algo o alguien, esto, claramente, no es libertad: somos “presos” de unas emociones que derivan en sentimientos que nos impiden obrar libres, al menos, durante un tiempo que, por otra parte, se antoja necesario. Esto supone, para mí, más que libertad, una atadura.
Con esta reflexión, ya lo llevemos hacia un lado o hacia el otro, la libertad muestra una relación próxima a la vez que contraria, con la soledad, pero relación al fin y al cabo; tal, que yo, en ocasiones, pierdo la noción de una u otra, cuando no las vivo en paralelo o mezcladas.
En el silencio de mi casa, la libertad se confunde, cada noche, con el ruido que provoca la soledad. Un ruido perturbardor, sordo. Esta soledad, que altera mis emociones de manera inversamente proporcional a cómo se encuentra mi estado de ánimo, echa un pulso a la libertad alrededor de mi cama para que tenga que parar a cerciorarme, continuamente, de desde dónde estoy enfocando mi realidad. Si no pongo atención, una y otra se disputan, de manera incontrolada, la hegemonía como responsables de mi desequilibrio emocional. Regularlo se hace indispensable. La toma de conciencia es clave: si no me doy cuenta, no puedo pararlo y, ahí, inevitablemente, la razón echa un cable.
Estoy solo, ¿o soy libre? Tengo libertad y estoy solo, ¿o solo tengo soledad? ¿La libertad que me otorgué al venir aquí sigue vigente o la soledad roba soberanía a la cualidad del que no tiene cadenas? Sea como sea, tengo la sensación de que depende más de mí y de mi percepción que de una verdad irrefutable. Si no, como ejemplo, el de cuando hablo con familiares y amigos. Su reflejo, lo que me proyectan, en ese sentido, al narrarles mi experiencia, es, de parte de ellos, de posicionamiento en las condolencias por la miserable situación de desamparo con respecto a mi entorno social, mientras que de otros es el de envidia por la posibilidad de hacer con mi vida lo que quiera sin tener que dar cuentas a nadie.
El fútbol no es sino un fractal de la propia existencia, ya lo ves, dando lecciones sin saltar siquiera al campo. Durante esta temporada 20/21 seguiré atento a sus mensajes. Si prestas atención, seguro que a ti también te dice cosas.
Que tenga una feliz semana.
Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho fútbol
Free, alone or both
There are twelve meanings of one against the four that appear, of the other, in the dictionary; resembling, on a formal level, these terms are similar in that they are equal in their suffix (little more), a suffix that gives quality character to both; on a meaning level, the truth, I am going to show you a close relationship, although, a priori, it seems distant. Freedom and loneliness, today's protagonists, are mixed in the daily life of a football expatriate, giving, depending on the moment, one or another character to the daily existence.
If I speak of the natural faculty that man has to act in one way or another, and not to act, of that for which he is responsible for his acts, or of the state or condition of those who are not slaves, it is easy to guess that I am speaking of freedom, isn't it? Likewise, I will refer to it if I speak of the state of someone who is not a prisoner, for example. But is this freedom only possible to experience in solitude? Is it compatible with company? I will leave these questions for later and invite you to finish defining the term. The first meanings mentioned are followed by the following: "Lack of subjection and subordination; in democratic systems, a right of superior value that ensures the self-determination of persons; prerogative, privilege, license; condition of persons not obliged by their State to fulfill certain duties; unbridled contravention of laws and good customs; license or daring familiarity; exemption from labels; disengagement, frankness; ease, looseness, natural disposition to do something skillfully".
Solitude, however, seems comically prepared, it is accompanied in its definition by fewer meanings. It is not alone (that would be impossible), but while freedom can have up to twelve meanings, according to the Essential Dictionary of the Spanish Language, only four are attributed to the quality of being alone. Little accompanied, of course, this term is found in the dictionary related, at least in my head, with the other in discord (or concord, who knows), that of freedom, in many more aspects than the different meanings seem to reflect:
"Voluntary or involuntary lack of company (I); deserted place, or uninhabited land (II); sorrow and melancholy felt for the absence, death or loss of someone or something (III); soleá (IV)".
Since it is easier to discuss how the concept of freedom is connected to the four meanings of solitude than to how solitude can be linked to the twelve meanings of the first one, I will develop the above definitions one by one in relation to freedom to see if the meaning that I am imbued with on this day of rest makes sense.
Voluntary or involuntary lack of companionship implies several meanings of freedom. A person is free who stays alone voluntarily, although not if he or she stays involuntarily. There I also perceive freedom; in a place, a desert, or an uninhabited land, one can feel free if one becomes its only inhabitant, but there may be freedom (being alone and being able to do what one wants without bothering anyone) or not; above all, if one has not chosen to be there. Does it depend on voluntariness, again? If, on the other hand, we speak of regret for the absence of something or someone, this is clearly not freedom: we are "prisoners" of emotions that lead to feelings that prevent us from acting freely, at least, for a time that, on the other hand, seems necessary. For me, this is more than freedom, it is a bondage.
With this reflection, whether we take it to one side or the other, freedom shows a relationship that is both close and opposite, with loneliness, but a relationship in the end; such that I sometimes lose track of one or the other, when I don't live them in parallel or mixed.
In the silence of my house, freedom is confused, every night, with the noise that loneliness causes. A disturbing, deafening noise. This solitude, which alters my emotions in an inversely proportional way to how my mood is (when I am in a high mood, it alters them little, and vice versa), puts a pulse on freedom around my bed so that I have to stop and check, continuously, where I am focusing my reality from. If I don't pay attention, one and the other dispute, in an uncontrolled way, the hegemony as responsible for my emotional imbalance. Regulating it becomes indispensable. Awareness is key: if I don't realize it, I can't stop it, and there, inevitably, reason throws a spanner in the works.
Am I alone, or am I free? Do I have freedom and am I alone, or do I have loneliness? Does the freedom I granted myself by coming here still exist, or does loneliness steal sovereignty from the quality of the one who has no chains? Either way, I have the feeling that it depends more on me and my perception than on an irrefutable truth. If not, as an example, when I talk to family and friends. Their reflection, what they project on me, in that sense, when I narrate my experience, is, on their part, of positioning themselves in the condolences for the miserable situation of helplessness with respect to my social environment, while on the other hand, it is of envy for the possibility of doing with my life what I want without having to give account to anyone.
Football is nothing but a fractal of one's own existence, you see, giving lessons without even jumping on the field. During this 20/21 season I will continue to pay attention to your messages. If you pay attention, I'm sure he tells you things too.
Have a happy week.
Lots of life. Much Love. Lots of football
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