He de reconocer que el cordero, aquí, en esta tierra, sabe diferente. Respeto máximo al asado castellano. Faltaría más. El cochinillo y el cordero que se comen en el centro de España no tienen nada que envidiar a ningunos otros en el mundo; lo que puedo decir, también, es que, después de pasar por dos países y conocer las costumbres de otros tantos, el arroz con cordero (Mandi), plato típico en el medio oeste, sabe delicioso. Siendo fieles a la realidad cultural e histórica, no es un plato propio de Kuwait, ni de Emiratos Árabes Unidos. Ni siquiera de Arabia Saudí. Sin embargo, eso no ha sido óbice para que en los países musulmanes se haya expandido como plato de referencia (entre otros: disculpa, lector, mi atrevimiento e ignorancia).
Cada vez como menos carne. Es algo que acompaña a mi evolución a nivel de salud y a mi conciencia con el medio y con los animales. Y veo que ya no tiene vuelta atrás. El problema, ya sea por costumbre o por naturaleza, es que, de vez en cuando, esa carne me llama (por su aroma a la brasa o por la evocación del placer que me ha dado durante toda la vida en sus diferentes formas, quién sabe). Echo de menos el jamón, la carne de vaca a la piedra o sencillos platos típicos como los Duelos y Quebrantos. ¿Algo más sabroso que el picadillo de matanza con huevos fritos? Aquí, en Kuwait, e insisto en que el cordero es una delicia, ni duelos, ni quebrantos. Como no me los haga yo…
Con este calendario comprimido que tenemos en la STC Premier League tampoco tenemos tiempo de hacer duelos ni de quebrantar en demasía el alma… Después de ganar tres partidos seguidos, no pudimos repetir victoria en el derbi frente Al Arabi y, sin tiempo para levantarnos, casi, afrontamos ahora otras dos jornadas en menos de una semana. El duelo se lleva entre el final de un partido y el entrenamiento siguiente, apenas doce horas después; quebranto, lo que se dice quebranto, cada uno lleva el suyo, pero a la liga y al fútbol le da igual: como no te repongas rápido, el toro del siguiente encuentro te lleva por delante.
Positivo o no, lo cierto es que esta dinámica te mantiene activo a la vez que te enfoca en el presente, pues lo pasado no sirve y el futuro tiene un cronómetro de cuenta atrás de cuarenta y ocho horas donde todo lo importante hasta entonces se autodestruirá (menos mal que tenemos discos duros y la nube para guardar todo…). A mí, particularmente, me agrada; me agrada más que las agotadoras pretemporadas de antaño (y de ahora, si tienen más de cuatro semanas) y que la concatenación de varias semanas con partidos cada siete días. Entrenar y jugar, lo divertido; poco tiempo para el análisis y la programación, que nos exige un mayor desempeño mental, más desgaste, y sobre todo más opciones a valorar en el menú diario, ya saturado de información y obligaciones, de la preparación emocional, personal, social, futbolística y, en general, a todos los niveles del jugador, del equipo.
Seguiré salivando cuando recuerde la gastronomía española y aprovecharé, de vez en cuando, las exquisiteces que me brinda esta cultura de adopción temporal. Después de mes y medio sin tiempo para lamentaciones, echo en falta algún día de descanso. La ventana de partidos internacionales nos dará la primera tregua. Espero poder contarte en el próximo artículo las dos victorias que la antecedieron (la de la jornada del día 2 y 6 de noviembre, respectivamente). Las penas, con pan (los puntos en el casillero), son menos: ni procede el duelo ni provocan quebranto alguno.
Que tengas una feliz semana.
Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho Fútbol
No duels or breaks
I have to admit that the lamb, here, in this land, tastes different. Maximum respect for the Spanish roast. Of course. The suckling pig and the lamb that is eaten in the center of Spain has nothing to envy to any other in the world; what is certain, also, is that the typical dish in the Midwest, after passing through two countries and knowing the customs of so many others, the rice with lamb (Mandi), I can say that it is delicious. Being faithful to the cultural and historical reality, it is not a typical dish of Kuwait, nor of the United Arab Emirates. Not even from Saudi Arabia. However, this has not prevented it from spreading as a reference dish in Muslim countries (among others: apologies, reader, my daring and ignorance).
I eat less and less meat. It is something that accompanies my evolution on the level of health and my conscience with the environment and with the animals. And I see that there is no turning back now. The problem, whether by habit or by nature, is that, from time to time, the flesh calls to me (by its smell or by the evocation of the pleasure it has given me throughout my life in its different forms). I miss ham, stone-cold beef or simple typical dishes such as duels and quebrantos. Something more tasty than slaughter mince with fried eggs? Here, and I insist that the lamb is a delight, neither duels nor quebrantos. If I don't make them myself...
With this compressed schedule that we have in the STC Premier League, we also don't have time to duel or to break too much the soul. After winning three games in a row, we couldn't repeat the victory in the derby against Al Arabi and, with no time to get up, we almost faced another two games in less than a week. The duel takes place between the end of a match and the following training, just twelve hours later; break, what is said break, each one takes his own, but the league and soccer does not care: if you do not recover quickly, the bull of the next match takes you ahead.
Positive or not, the truth is that this dynamic keeps you active while focusing on the present, because the past is useless and the future has a forty-eight hour countdown timer where everything important until then will self-destruct (thank goodness we have hard drives and the cloud to save everything...). I particularly like it; I like it more than the exhausting pre-season in the past (and now, if they are more than four weeks old) and the concatenation of several weeks with games every seven days. To train and to play, the amusing thing; little time for the analysis and the programming, that demands a greater mental performance to us, more wear, and mainly more options to value in the daily menu, already saturated of information and obligations, of the emotional preparation, personal, social, soccer and, in general, to all the levels of the player, of the equipment.
I will continue to salivate when I remember Spanish gastronomy and I will take advantage, from time to time, of the delicacies that this culture of temporary adoption offers me. After a month and a half without time for regrets, I miss some days of rest. The window of international matches will give us the first truce. I hope to be able to tell you in the next article about the two victories that preceded it (the one on November 2 and 6, respectively). The penalties, with bread (the points in the box), are less: neither proceeds the duel nor causes any break.
Have a nice week.
Lots of Life. Lots of Love. Lots of Football
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