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Foto del escritorDavid Doniga Lara

Semana típica

Llamamos semana típica en fútbol a aquella en la que se juega el domingo y, tras el partido, cinco entrenamientos y un día de descanso te separan del siguiente partido, también en domingo. Aquí, las semanas, tienen de todo menos lo típico de las semanas de entrenamiento europeas; por número de partidos y distancia entre ellos, ¡parece la EFL Championship! Solo por eso. En cuanto a lo del domingo, ya se sabe: aquí, con él, no termina la semana, sino que empieza. Esta que empezamos, por si fuera poco, va a ser la más atípica del año. Al haber quince equipos en la liga siempre le toca a uno descansar cada jornada. Después de dos meses jugando cada tres o cuatro días, vienen nueve días entre partido y partido. Adaptación. El equipo no pudo ganar pero sigue líder. El rival al que nos enfrentaremos tras tantos días de espera será Al Kuwait. Si bien no es el rival histórico de los derbis locales, Al Arabi, el actual campeón de liga se ha establecido en el país como actual conjunto a batir. Un partido, el del próximo domingo, del que saldrá el líder de la competición con la circunstancia de que, ante un hipotético posible empate final en el campeonato, el resultado del duelo directo le auparía a la primera posición. El que un equipo sea o no campeón, o iguale o no en puntos a otro, no es discutible. Refleja las referencias establecidas como marco para realidades concretas; en este caso, el de dirimir puestos en una clasificación. Viendo el partido del equipo de la pasada jornada, en casa, en vídeo, analizando lo sucedido, vuelvo a sentir algo que me acompaña desde que grabo cada entrenamiento, cada encuentro: no hagamos caso a lo que ven nuestros ojos. Las emociones y los sesgos cognitivos, sobre todo durante un partido de fútbol, hacen que el directo sea una fábrica de imágenes con cierta desconexión de lo real; la realidad, desde esa frialdad que da la observación en diferido, con ojos de analista, refleja otra cosa. Esta vez, y suele ser así, el equipo fue mejor en el salón de mi casa que en el estadio. El invierno va haciendo su trabajo muy despacio en esta tierra. Decía un amigo que, cuando éramos pequeños, pasadas las primeras semanas de colegio, llegaba un día en el que, de repente, la camiseta y el pantalón corto eran demasiado poco; el verano se despedía de verdad, y para siempre, hasta los últimos días del mayo siguiente. Aquí, en Kuwait, todo va a otro ritmo. Suei suei, que dicen aquí. Y es que el calor templa octubre mientras que vientos frescos, ni siquiera fríos, durante el mes de noviembre, advierten de que, pese al sol, es necesario abrigarse a la sombra; y por la noche. Lo agradezco. Digo el cambio. Entraremos en el clima más frío del año (bendita frialdad) en medio del periodo más caliente de partidos. Esta liga ranking (primera parte de la competición que dividirá al grupo de Premier por el título y a los aspirantes al ascenso), acabará en navidad. Entrenaremos con lo mejor de nosotros mismos para que la clasificación final del día 26 de diciembre nos suba la temperatura de alegría. Y hablando de navidades y veintiséis de diciembres, España se echa de menos desde la distancia. La jaula de oro de nuestra experiencia foránea (permíteme el dramatismo, dame esa licencia: soy un expatriado consciente del privilegio de tener trabajo y vivir en un entorno seguro en estos tiempos) no tiene las puertas abiertas. Cerrada nuestra salida y cerrada la visita de los nuestros, la metáfora pierde parte de su gracia con la crisis internacional por la pandemia. Empieza a inquietar la idea de que, pese a lo a gusto que estamos, nuestra almas de pájaro topen con los brillantes dorados barrotes cuando nuestra imaginación vuele hacia casa, ya sea por sobrevenirse fechas señaladas o justificada morriña patriótica. Esperemos que las informaciones sobre la solución en forma de vacuna desemboquen en una normalidad, a nivel aduanero-fronterizo, previa a la normalidad completa (cuya llegada se demorará, seguro, más allá de estas navidades); no importará que la puerta de esta jaula esté cerrada, entonces, si son las fronteras las que se abren. Que tengas una feliz semana. Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho Fútbol Typical week We call a typical week in football the one in which the match is played on Sunday and, after the game, five training sessions and a day of rest separate you from the next one, also on Sunday. Here, the weeks have everything but the typical European training weeks; by number of matches and distance between them, it looks like the EFL Championship! Just for that. As far as Sunday is concerned, we know that here, with it, the week does not end, but rather begins (neither sunday is the day of the match in England: saturday is the starring). This week, which we are starting, is going to be the most atypical one of the year. As there are fifteen teams in the league, it's always your turn to rest each day. After two months playing every three or four days, there are nine days between matches. Adaptation. The team couldn't win last match day but it still leads. The team we will face after so many days of waiting will be Al Kuwait. Although it is not the historic rival of the local derbies, Al Arabi, the current league champions have established themselves in the country as the current team to beat. Next Sunday's match will see the leaders of the competition emerge with the circumstance that, in the face of a possible final draw in the championship, the result of the direct duel would take them to the top. Whether or not a team is champion, or equals another team in points, is not debatable. It reflects the references established as a framework for concrete realities; in this case, that of deciding positions in a classification. Watching our team's last match, at home, on video, analysing what happened, I feel again something that has accompanied me since I record every training session, every match: let's not pay attention to what our eyes see. Emotions and cognitive biases, especially during a football match, make the live show a factory of images with a certain disconnection from reality; reality, from that coldness that comes from delayed observation, with the eyes of an analyst, reflects something else. This time, and this is usually the case, the team was better in my living room than in the stadium. Winter is doing its work very slowly in this land. A friend said that, when we were childs, after the first weeks of school, the day would come when, suddenly, a t-shirt and the shorts weren´t enough; summer would really say goodbye, and forever, until the last days of the following May. Here, in Kuwait, everything goes at a different pace. Suei suei, they say here. The heat tempers October while cool winds, not even cold, during the month of November, warn that, despite the sun, it is necessary to shelter in the shade; and at night. I appreciate this. I say change. We will enter the coldest climate of the year (blessed coldness) in the middle of the hottest period of games. This ranking league (the first part of the competition that will divide the group of Premiers for the title and the aspirants for promotion), will end at Christmas. We will train with the best of ourselves so that the final classification on December 26th will raise the temperature of joy. And speaking about Christmas and 26 December, Spain is missed from afar. The golden cage of our foreign experience (allow me the drama, give me that license: I am an expatriate aware of the privilege of having a job and living in a safe environment in these times) does not have the doors open. With our departure closed and our visitors closed, the metaphor loses some of its appeal with the international crisis of the pandemic. The idea that, in spite of how comfortable we are, our bird's soul will run into the bright golden bars when our imagination flies home, whether because of an overdue date or justified patriotic homesickness, begins to worry us. Let's hope that the information about the solution in the form of a vaccine will lead to normality, on a customs/border level, before complete normality (whose arrival will surely be delayed beyond this Christmas); it will not matter if the door to this cage is closed, then, if it is the borders that are opened. Have a happy week. Lots of life. Lots of Love. Lots of Football


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